El viernes cuatro de
diciembre de 1953 visitaba Avilés Sancho Dávila, presidente de la Federación Española
de Fútbol, desplazado hasta Asturias para, entre otras cosas, rendir homenaje a
García Mata, guardameta que había fallecido meses antes mientras defendía la
portería del Tuilla. Ese mismo día, Dávila confirmaba a la directiva
blanquiazul que el Real Avilés sería el encargado de actuar como “equipo
entrenador” de la Selección Española en partido a disputar el miércoles nueve
de diciembre en el campo zaragozano de Torrero.
Noticia del Diario Marca en los días previos al partido |
Por aquella época era frecuente
que equipos de Segunda División sirviesen de sparring a una Selección Española que preparaba la eliminatoria a
doble partido que le iba a enfrentar a Turquía en los primeros meses de 1954 y
que decidiría qué equipo conseguía plaza para el Mundial a disputar en Suiza ese
mismo año. La buena clasificación que ostentaba el Real Avilés en ese momento,
tercer clasificado del grupo Norte de Segunda División con catorce puntos y dos
positivos después de once jornadas, y la cercanía entre Zaragoza y Logroño,
ciudad a la que tenía que viajar el equipo avilesino para disputar su partido
liguero tres días antes de visitar Torrero, propiciaban que el ente federativo
se decantase por el conjunto blanquiazul, entrenado en ese momento por Manuel
García.
Luis Iribarren, que había
debutado un mes antes como seleccionador español empatando a dos goles con
Suecia en partido amistoso disputado en Bilbao, convocaba para el encuentro de
Zaragoza a los siguientes jugadores: Ramallets, Biosca, Gonzalvo III, Kubala y
Manchón (por el CF Barcelona); Garay, Venancio, Arieta, Gainza y Arteche (Atlético
de Bilbao); Pazos, Lesmes II, Molowny y Muñoz (Real Madrid CF); Pasieguito,
Puchades y Seguí (Valencia CF); el avilesino Campanal, Guillamón y Ramoní
(Sevilla CF); Miguel (Club Atlético de Madrid) y Lesmes I (Real Valladolid
Deportivo). Un gran bloque sobre el papel pero que iba a ir sufriendo bajas a
medida que se acercaba el día del partido. Una de las estrellas del equipo,
Kubala, se ausentaba tras presentar un certificado médico alegando que se
encontraba enfermo. Algunos de los jugadores madridistas preferían permanecer
en la capital para enfrentarse con su club al Independiente en partido
amistoso, encuentro que acababa con la victoria del conjunto argentino por cero
goles a seis con actuación estelar del mediocampista Grillo. Otros simplemente
no se presentaban en Zaragoza, la colaboración de los clubes con la Selección
era muy diferente en aquellos tiempos. Los avilesinos, por su parte, tras caer
derrotados estrepitosamente (6-2) el domingo en Logroño se desplazaban hasta
Zaragoza, donde ya hacían noche el lunes antes del partido, señalado para la
tarde del miércoles nueve de diciembre.
Once inicial que presentó el combinado nacional aquel día |
Llegado el día del encuentro
Iribarren sólo disponía de once jugadores para enfrentarse al Real Avilés en un
campo que se encontraba en pésimo estado después de varios días lluviosos y
tras soportar tres partidos en tres días. La alineación que presentaba el
combinado español era la siguiente: Ramallets; Guillamón, Lesmes I, Lesmes II;
Gonzalvo III, Puchades; Miguel, Arteche, Venancio, Pasieguito y Seguí. Por
parte avilesina García alineaba a: Corrales; Rusiñol, González, Ernesto; Blas, Elizondo;
San Emeterio, Fuentes, Moro, Granés y Pedrera. El técnico realavilesino reservaba
a dos de sus mejores jugadores, los extremos Cholo Dindurra y Taranco, que
entrarían en la segunda mitad. El partido, jugado a puerta cerrada a pesar de
la insistencia de la afición zaragozana por ver a los internacionales
españoles, no tuvo mucha historia. El Real Avilés sólo existió durante los
primeros diez minutos de partido, llegando a poner a prueba a Ramallets en
jugada de Moro. A partir de ahí los goles del combinado español fueron cayendo
uno tras otro: el primero de Arteche a centro de Venancio, poco después
Pasieguito hacía el 2-0 a pase otra vez de Venancio, el tercero era obra de Seguí
tras combinación entre Venancio y Pasieguito, a continuación nuevamente Seguí era
el encargado de subir el cuarto gol al marcador después de una jugada por banda
de Miguel, y antes del descanso el omnipresente Seguí habilitaba para que
Miguel hiciese el 5-0 con el que ambos equipos se retiraban a vestuarios.
A los pocos minutos de la
segunda mitad se producía la lesión de Lesmes I. Para evitar males mayores
Iribarren decidía retirarlo del campo y ante la falta de jugadores de recambio
el combinado español se quedaba con diez hombres sobre el terreno de juego. El
seleccionador nacional apostaba en ese momento por hacer algunas variaciones
tácticas y entre ellas una muy llamativa: el intercambio de porteros entre
ambos equipos. Así el gran Antonio Ramallets (cinco veces portero menos goleado
de Primera División, cifra sólo igualada hasta ahora por Víctor Valdés) defendía
hasta el final del choque la meta realavilesina, con la finalidad de ser
probado a fondo por sus propios compañeros. Lo cierto es que dada la
superioridad numérica blanquiazul Ramallets no tuvo que intervenir demasiado,
pero aun así encajó el que sería el último gol de la tarde, obra del
valencianista Pasieguito, y que establecía el definitivo 6-0 con el que
terminaba el encuentro.
Tras el partido la
expedición blanquiazul emprendía el viaje de regreso hasta Avilés después de una
jornada que pasaría a la historia del fútbol local. Para el combinado nacional
no dejaba de ser un entrenamiento más dentro de su preparación para la
eliminatoria con Turquía, a la que vencería en Chamartín por 4-1 y con la que
posteriormente caería en Estambul por la mínima. Tras el partido de desempate
disputado días después en Roma continuaría la igualada, y, en uno de los
pasajes más rocambolescos de la historia del fútbol español, la mano inocente
del bambino italiano Franco Gemma
dejaba a España fuera del Mundial de Suiza.